Las impresiones de Mariano Fernández Urresti sobre la tumba
La Gran Pirámide de Keops es uno de los monumentos más maravilloso de cuantos he visitado. Narrar la impresión que me causó exteriormente y el impacto que me provocó su interior hasta alcanzar la llamada Cámara del Rey, requería un libro, y ése no es el propósito ahora. Únicamente, me referiré brevemente al supuesto sarcófago del rey, de tosco granito, que contrasta violentamente con la pulcritud del corte y pulimento de los gigantescos bloques de piedra que conforman la pirámide.
Aceptemos, al menos durante unas líneas, que realmente la pirámide se construyó por iniciativa del rey Keops, que perteneció a la IV Dinastía y cuya vida se desarrolló entre 2589 y 2566 a.C, según alguna de las cronologías más populares. ¿Realmente fue enterrado en el interior de ese sarcófago? (Las medidas del mismo son: interiores 1.977 m. de largo, 0.677 m. de ancho y 0.872 de alto, y las exteriores 2.278 m. de largo, 0.977 m. de ancho y 1.048 m. de alto)
El sarcófago es más grande que la entrada, lo que plantea un serio problema: resulta imposible sacarlo de ella. Por lo tanto, debió haber sido colocado en la Cámara del Rey durante o después de la construcción de la pirámide.
Esta Cámara, al igual que la de la Reina, posee conductos al exterior, que suelen interpretarse como canales de ventilación, pero no alcanzamos a entender para qué precisaba un cadáver estar “ventilado”.
No me detendré en los juegos numéricos que plantean tanto el sarcófago como la propia pirámide, ni las relaciones astronómicas que se han querido establecer a propósito de esta construcción. Me basta hoy con mencionara esta tumba como la primera de las trece que forman parte de mi vida por una u otra razón.
La Gran Pirámide, la pirámide de Khufu (Keops) en la meseta de Giza
No destaca entre todas las demás únicamente por sus dimensiones, sino también por las peculiaridades de su estructura interna. Esta no se parece a ninguna de las construidas antes o después, en especial porque es la única que tiene la cámara funeraria en el centro de la masa del edificio, y no a la altura de la base. Tras ser uno de los monumentos más visitados de Egipto durante toda la Antigüedad, en un momento dado la entrada de la pirámide quedó tapada y fue imposible el acceso.
En el siglo IX, el califa Al-Mamun decidió que quería saber más del monumento y ordenó a sus hombres que excavaran un pasillo hasta el centro de la pirámide, cosa que consiguieron. En realidad, la entrada original se encuentra desplazada unos metros al este del centro de la cara norte del edificio, a unos quince metros de altura, cerca del agujero de Al-Mamun, que, al ser más alto y cómodo que el original, es el utilizado hoy como acceso para los turistas.
El corredor descendente
Tiene unas dimensiones de un 1 metro de ancho y 1,20 de alto, y se termina 105 metros después, tras haber alcanzado 30 de profundidad en la meseta. Unos metros más allá se encuentra la primera habitación del edificio, la cámara subterránea, de unos 8,3 por 14 m, con una altura de 5, que parece haber quedado sin terminar, puede que a propósito.
El acceso al resto de la pirámide se encuentra, en realidad, en el techo del corredor descendente, a 20 m de la entrada. Allí comienza el corredor ascendente, cuyo extremo inicial está obturado con bloques de granito, para que nadie pudiera alcanzar nunca la cámara funeraria. El corredor (1,05 m de ancho por 1,20 de alto) termina 37 m más arriba, justo al comienzo del vestíbulo horizontal de 6 m de largo que es el inicio de la gran galería.
Mientras esta se eleva en ángulo hasta la cámara funeraria, el tramo horizontal continúa por debajo de ella con unos 38 m de longitud. Se trata del corredor de acceso a la cámara de la reina, que tiene la misma anchura y altura que el corredor ascendente. La cámara de la reina mide 5,23 por 5,76 m y cuenta con un gran nicho en falsa bóveda en su pared este. Sus paredes se alzan en vertical hasta 4,69 m para después continuar en forma de techo a doble vertiente.
De hecho, la habitación le debe su nombre a este techo, porque allí no fue enterrada ninguna esposa de Khufu; como los primeros hombres en la época moderna que la visitaron fueron árabes y las tumbas de sus mujeres tienen tejados a doble vertiente, estos consideraron que estaba destinada a una reina.
En el punto medio de las paredes norte y sur de la cámara, a casi un metro del suelo, comienzan dos pequeños canales estelares cuadrados de 20 cm de lado. La gran galería es una maravilla arquitectónica de 46,71 m de largo, cubierta mediante una bóveda por aproximación de hiladas que se eleva hasta los 8,5 m de altura.
Con un banco corrido a cada lado, donde a intervalos regulares hay excavado un agujero cuadrangular de función desconocida, se termina en un corto vestíbulo horizontal, más allá del cual se encuentra la cámara funeraria. No obstante, antes hay que atravesar una pequeña habitación que antaño estuvo obturada con tres grandes rastrillos de granito, destinados a impedir el acceso a la sala en que reposaba el faraón.
La cámara funeraria de Khufu (Keops)
El último elemento de la pirámide, es una habitación situada a 100 metros de altura, de granito rojo, con unas dimensiones de 10,49 por 5,25 m y una altura de 5,85 m, con el lado largo orientado de este a oeste. Está cubierta por un techo horizontal formado por nueve enormes losas de granito rojo (se calcula que cada una pesa unas 45 toneladas).
Por encima de ellas hay cuatro grupos consecutivos de losas, que a su vez quedan cubiertos por una bóveda a dos aguas, formando todo ello lo que se conoce como cámaras de descarga. Cerca de la pared occidental de la cámara funeraria se encuentra el sarcófago de piedra, también de granito, cuyas dimensiones (2,27 m de largo por 0,98 m de ancho y 1,051 m de alto) demuestran que fue introducido en la cámara mientras esta se estaba construyendo.