Mariano Fernández Urresti

EN BUSCA DEL ARCA PERDIDA

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Mariano Fernández Urresti

Escritor e Historiador

Publicado el 9 de agosto de 2021

Hace un par de días, en esta página hablé del Templo de Salomón. Ayer, del origen del Temple, y hoy, como consecuencia inevitable de uno y otro enigma, le llega el turno al Arca de la Alianza, puesto que algunos autores estiman que ése realmente el objetivo de la presencia de los primeros nueve caballeros templarios en Jerusalén.

Según la Biblia, el Arca fue a parar al debîr del Templo (“1 Reyes” 8, 1-10; “2 Crónicas” 5, 1-14). Y se indica claramente que “en el Arca no había más que las dos tablas de piedra que puso allí Moisés en el Horeb”.

Se supone que unos cinco años después de que Salomón muriera y ocupara el trono Roboán, el faraón Sesac cargó contra Jerusalén. En “1 Reyes” (14, 25) asistimos al saqueo del Templo y al robo de los tesoros de Salomón, pero nada se dice del Arca, y eso que sólo han transcurrido cinco años desde que quedó envuelta por la bruma del Señor. En “2 Reyes” (25, 8-21) y en “2 Crónicas” (36, 17-21) se detalla con pelos y señales el pillaje del Templo por parte de Nabuconodosor en 597 a.C., pero por más que se lleva cosas por la fuerza, nada se dice del Arca de la Alianza

¿Por qué no se cita en ninguno de esos casos? ¿Fue ocultada? ¿Dónde?

Flavio Josefo en “Las guerras de los judíos” ofrece nuevas descripciones sobre medidas y estancias del lugar sagrado, y a continuación pasa a pormenorizar el incendio que asoló el lugar durante la guerra que el romano Tito dirigió personalmente. Y afirma que el emperador entró en el debîr o sanctasantorum, el lugar donde fue a parar el Arca en el primer templo, y asegura Josefo que aún estaba intacto, pero nada se dice tampoco del esquivo cofre. Sí se hace mención en cambio de otros baúles que contenían ropas sacerdotales y tesoros que fueron pasto de las llamas.

La pregunta que se nos ocurre, en consecuencia, es la siguiente: si no había Arca al parecer desde tiempos remotos, ¿qué pudieron encontrar los templarios si admitimos que encontraron algo? Una pregunta que me formulé ante las Puertas del Paraíso del Baptisterio de Florencia, esculpidas por Lorenzo Ghiberti y que aparece en la foto.