Se cumple un año de la concesión del XI Premio de Divulgación Histórica Juan Antonio Cebrián por mi libro “Recuerda Sefarad. Magia, vida y muerte” en la aljama.
El tiempo ha pasado muy rápido, incluso para Gabriel Zarza, el viejo profesor de Historia de origen judío que relata a una hija imaginaria llamada Hannah ocho cartas en las que le habla del tiempo en que los judíos vivieron en España. Cartas en las que escribe sobre magia astral y
cábala, pero también sobre religión y sobre la vida cotidiana: ¿Cómo vivían? ¿Qué comían? ¿Qué era una aljama? ¿Cómo eran sus casas?
Cuando se me ocurrió escribir ese libro dudé sobre cómo enfocarlo. No quería que fuera un ensayo convencional. Deseaba que tuviera un componente emocional, tratar de ponerme la piel de un viejo sefardí, a pesar de que yo no lo sea. En realidad, era un ejercicio de empatía con los derrotados, los desterrados, los exiliados. Pero dudé sobre si se entendería que se trataba de Historia, nada más.
Se trataba de escribir ocho cartas para hablar de lo que fue y ya no es. Ocho cartas para hablar de Sefarad y de los sefarditas, que vivieron en la península durante siglos. Ocho cartas llenas de humanidad, como el propio Gabriel Zarza, que reflexiona en voz alta diciendo: <<Que el haber sido víctimas no nos convierta en verdugos, como ya ha ocurrido>> Gabriel Zarza me pareció el nombre adecuado para mi protagonista porque hace muchos años, en mi primera novela también ambientada en
Toledo (“El talismán de Raziel”) el protagonista se llamaba así y era de origen judío.
De modo que utilicé ese nombre también como seudónimo al enviar el manuscrito al certamen literario, y el resto, como Sefarad, es historia.
Descubre mi libro Recuerda Sefarad, magia, vida y muerte en la Aljama