Mariano Fernández Urresti

GLASTONBURY, AVALON Y LA TUMBA DE ARTURO

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Mariano Fernández Urresti

Escritor e Historiador

Publicado el 9 de agosto de 2021

Mi pasión por el ciclo artúrico, tarde o temprano, tenía que llevarme hasta Glastonbury, no en vano es allí donde, según algunas tradiciones, descansan el rey Arturo y su esposa Ginebra. No podemos estar seguros de que aquel lugar maravilloso sea Ávalon, la legendaria isla de la mitología celta donde los manzanos daban sabrosas frutas todo el año, pero nadie puede evitar los sueños. Y son muchos los que han soñado tal cosa.

Este lugar de la región de Somerset fue dragado en su día, pero antes existía una isla, la actual colina de Glastonbury Tor, que se erguía en medio de los pantanos. Allí, se suponía, reinaban las hadas capitaneadas por Morgana..

Las crónicas afirman que los monjes de la abadía encontraron en 1191 un ataúd de roble con una inscripción que rezaba: “Hic iacet sepultus iclitus rex Arthurus in insula Avalonia”. («Aquí yace sepultado el Rey Arturo, en la isla de Ávalon») Se añade que en su interior se encontraron huesos pertenecientes a dos cadáveres, siendo uno masculino y otro femenino –de este último se afirmó que se trataba de una mujer rubia-. Convencidos de haber descubierto la tumba del rey Arturo, y ciertos de encontrarse en las tierras de la mítica Ávalon, los monjes trasladaron los cuerpos en 1278 al interior de la iglesia, dándoles sepultura bajo una tumba de mármol.

Huelga decir que este mito, unido al legendario viaje que siglos antes había realizado José de Arimatea portando el Santo Grial hasta este lugar, sirvió para que el número de peregrinos medrase sin medida y la abadía engordara sus ingresos y creciera su poder.

No sé si estuve en Ávalon, ni puedo asegurar que el lugar que fotografié sea exactamente –como dice el letrero anunciador- el punto exacto donde fueron encontrados los cuerpos de Arturo y Ginebra, pero sí que aquél es un enclave especial que merece estar dentro de mi lista de los 40 principales. Y Morgana, satisfecha, me guiñó un ojo.