La tumba de Buonarroti

Picture of Mariano Fernández Urresti

Mariano Fernández Urresti

Escritor e Historiador

Publicado el 7 de junio de 2022

Las impresiones de Mariano Fernández Urresti sobre la tumba.

Confieso que, para mí, no hubo nunca un artista más excelso que Miguel Ángel Buonarroti. Ni Rafael ni el tan manoseado Leonardo resisten la comparación. Pero sucedió que Miguel Ángel no era hermoso como ellos ni tan dócil ante el poder como los otros dos. Era osco, agrio de carácter… pero infinitamente más genial. Y el tan cacareado esoterismo de Leonardo empalidece ante los secretos de la vida y obras de Miguel Ángel. Por eso dediqué una parte de mi vida a escribir una novela titulada “La conexión Buonarroti”, uno de cuyos fragmentos, frente a su tumba, dice así:

<<…A pesar de la irritación de Cósimo de Médici, fue preciso abrir el ataúd para que todos pudieran despedirse Miguel Ángel. El pueblo miraba con devoción su rostro ajado, que se había conservado bastante bien gracias al frío invierno que padecían durante aquellos días. Y él, que en vida fue irreductible, ahora se mostraba dócil. Vestía sus humildes ropas de siempre y su nariz desfigurada parecía bella en aquel trance.

Al final, entre unos y otros, lo dejaron en paz. La Santa Croce se llenó para dar el último adiós al quinto Prigioni. Cuatro prisioneros aguardaban en la casa del escultor una liberación que jamás llegaría, pero él, el quinto prisionero, había logrado romper las cadenas de la materia.

-Al fin solos de nuevo –murmuró Tommaso di Cavalieri dirigiéndose al sepulcro de su amigo cuando el templo quedó vacío- He pensado mucho en lo que me dijiste antes de marchar; ya sabes, aquello de que en este mundo no se puede encontrar a Dios nada más que en la belleza de los cuerpos –hizo una pausa y suspiró profundamente- Creo que te equivocabas, viejo rebelde. Mírame y dime si no ves en llanto a Dios.

Dos gruesas lágrimas que nacían de los ojos de Cavalieri cayeron al suelo de la Santa Croce…>>

Tumba de Miguel Ángel Buonarroti, Santa Cruz.

La tumba de Miguel Ángel Buonarroti es obra de Vasari (1570). La tumba se encuentra al comienzo de la nave derecha de la iglesia de Santa Cruz, cerca de la puerta principal de la Basílica

Sobre la tumba hay tres esculturas que representan las personificaciones de la pintura, la escultura y la arquitectura. Estas figuras parecen entristecidas por la desaparición del gran maestro. Pero toda la tumba es una mezcla de pintura, escultura y arquitectura.

La tumba, coronada por un busto de Miguel Ángel (por Battista Lorenzi) está decorada con figuras de la arquitectura (por Giovanni dell’Opera), escultura (por Valerio Cioli) de la pintura (por Battista Lorenzi) y frescos por G. B. Naldini.