Mariano Fernández Urresti

Stonehenge

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Mariano Fernández Urresti

Escritor e Historiador

Publicado el 6 de junio de 2022

Hace algo más de tres años, científicos de la Universidad de Birmingham anunciaron el descubrimiento alrededor del complejo megalítico de Stonehenge de un total de 17 nuevas estructuras de piedra o madera, entre las que se distinguen edificios y tumbas.

Los restos descubiertos, añadían los científicos, databan del 2.400 antes de Cristo.

Este hallazgo, logrado gracias a escáneres de radar, permite imaginar que los megalitos de Stonhenge eran escenario de rituales desconocidos que involucraban a los muertos. Los científicos especulaban con que en esas ceremonias se eliminaba la carne y las extremidades de los cadáveres. También creen posible que se haya utilizado durante siete generaciones de una sola familia antes de que fuera enterrado durante miles de años.

El otro gran monumento se ha detectó al noreste de Stonehenge. Se trata de una enorme estructura de casi 500 metros de ancho. Concretamente, se ha encontrado una fila de 70 grandes piedras o postes, de unos tres metros de altura cada uno, que se alineaban a lo largo de la frontera sur del territorio explorado. Asimismo, se han descubierto fosas masivas, algunas de las cuales parecen formar enlaces astronómicos y solares con Stonehenge. Dicen los investigadores que se confirma la creencia de que el monumento se posicionó para reflejar el movimiento del sol. El director del proyecto, Vince Gaffney, explicó que “esto cambia radicalmente la visión de Stonehenge”. “En el pasado hemos tenido esta idea de que Stonehenge estaba de pie en un espléndido aislamiento, pero no es así, es absolutamente enorme”, ha añadido.

Una mañana de septiembre, viví un amanecer especial en Stonehenge. Envueltos en la niebla, los gigantescos bloques de granito aparecieron ante mi emocionada mirada. No me importó lo más mínimo si un día tuvieron una función funeraria o astronómica. Ni siquiera hizo mella en mi espíritu desbocado la presencia de numerosos cuervos posados sobre las rocas. Únicamente sentía que estaba ante uno de los lugares más mágicos de cuantos he visitado.