Mariano Fernández Urresti

TOLEDO Y LA MESA DE SALOMÓN

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Mariano Fernández Urresti

Escritor e Historiador

Publicado el 9 de agosto de 2021

Toledo es para mí fuente de inspiración (ver mi novela “El talismán de Raziel” o mi libro “La España expulsada”, de momento) Es una ciudad tan maravillosa y repleta de historia como no hay otra igual en España. Por eso me demoro en ella siempre que puedo, pero como para esta colección debía elegir un ejemplo de los muchos posibles, me quedo con la Mesa de Salomón y el callejón de San Ginés que aparece en la foto.

En la noche número doscientos tres de la ristra de las Mil y una noches se menciona “un espejo mágico, grande, redondo, formado por una aleación de metales, fabricado por Salomón”. Algunos creen que ese espejo es la maravillosa Mesa de Salomón. Otros la identificaron con el Mar de Bronce que se menciona en la Biblia. Una especie de vasija de forma semiesférica sostenida por doce bueyes de bronce.

A la Mesa de Salomón se le atribuyen poderes mágicos innumerables, y la leyenda sostiene que vino a parar a España después de que, tras la destrucción del Templo, Roma se hiciera con ella y la trajera a Europa. Más tarde, los visigodos la llevarían a Toledo tras la caída del imperio romano.

Varios cronistas árabes (Seudo Ben Qutaiba, Ben Aben al-Hakam, al-Maqqari, etc) aseguran que fue ocultada en Toledo. Y para dar con ella se han organizado diferentes expediciones arqueológicas (en 1839 tuvo lugar una de ellas, y doce años después otra con la participación estelar de zapadores militares. Otra se llevó a cabo en 1929, y una más en 1974) de las que podría dar muchos detalles si este espacio fuera el debido, pero para ello remito a quien le interese a mi libro “A la sombra de Grial”.

Diré, para acabar, que existe la certeza de la existencia de un laberinto de túneles y grutas bajo la ciudad, y que en la calle San Ginés se puede admirar una muestra de esa ciudad subterránea, repleta de leyendas por confirmar, y quizá de tesoros por descubrir.