I Believe

Un circulo mágico

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Mariano Fernández Urresti

Escritor e Historiador

Publicado el 9 de agosto de 2024

Hace veintidós años recibí una llamada de teléfono que cambió mi vida.
Hace unos días, la misma persona volvió a telefonearme.
En ambas conversaciones hubo un libro de por medio.
Siempre he dicho que Sebastián Vázquez cambió el curso de mi vida la mañana en la que me llamó por teléfono hace tantos años para preguntarme si podría escribir un libro sobre el Temple para la editorial EDAF. Superados los primeros segundos de estupefacción, respondí afirmativamente sin imaginar lo que se me vendría encima: leí decenas de libros, viajé a Chartres, a Champaña, la cuna del Temple, para recorrer Payens, Troyes y Claraval, visité numerosos enclaves templarios en España…, y el resultado final fue “Los templarios y la palabra perdida”. Entregar el gigantesco manuscrito que resultó de aquel esfuerzo a Sebastián me dio vértigo, y no porque fuera editor, sino porque tenía noticia de sus enormes conocimientos sobre el Temple y sobre los senderos de la espiritualidad y la iniciación.
Pero le gustó lo que escribí, y a los lectores -decenas de miles en España y América- también. Y así me incorporé a EDAF, donde ya publicaban otros amigos de mi “generación”, como Javier Sierra, Lorenzo Fernández Bueno, Jesús Callejo, Nacho Ares…
Si no me hubieras permitido escribir el primer libro, no habría podido escribir el segundo ni todos los demás, le dije a Sebas cuando descolgué el teléfono el otro día. Pero, para mi bochorno, esta vez mi primer editor no me pedía un libro, sino un prólogo para una obra que próximamente publicará y que, sin duda, sorprenderá. ¡Un prólogo para un libro tuyo!, le dije. Pero, ¿qué demonios puedo aportar yo que tú no sepas?, añadí. Escuché embobado durante diez minutos de qué trataba su obra, que curiosamente tendrá como editora a la misma que tengo yo actualmente en
la Editorial Almuzara y que, para cerrar definitivamente el círculo, también tuvo a Sebas como primer editor en su ópera prima.
Cuando colgué el teléfono, pensé en lo caprichosa que era la vida y en lo mágicos que son los libros, capaces de enlazar los destinos de las personas, improvisar rosarios con un puñado de almas, y jugar al escondite durante años con personas que siempre regresarán a tu vida, porque forman parte de ella. Si tú eres una de ellas, nos encontraremos o reencontraremos gracias a un libro.
Es cuestión de tiempo.