Mariano Fernández Urresti

Entrevista sobre «La pintora de bisontes rojos»

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Mariano Fernández Urresti

Escritor e Historiador

Publicado el 12 de agosto de 2021

¿Qué misterios plantea el arte rupestre? ¿Qué significan las formas geométricas que se repiten en distintas cuevas?

Creo que se trata de uno de los mayores enigmas de la historia de la Humanidad que aún está por resolver. El arte parietal paleolítico salpica toda Europa, desde los Urales hasta el sur de la península ibérica y también otras regiones del mundo, y se prolongó durante más de 30.000 años. Si pensamos que el cristianismo tiene 2.000 años, comprendemos la magnitud de la incógnita que este arte plantea. No sabemos cuál era el propósito ni su significado, pero sí que las cuevas donde lo podemos admirar provocan en nosotros un estremecimiento que araña lo más profundo de nuestro ser. Respecto a las formas geométricas, que en número superan a las representaciones de animales, existen todo tipo de especulaciones. Me seduce la que propone la paleoantropóloga Genevieve von Petzinger, que afirma que se trataría de una forma de comunicación gráfica.

¿Cuál fue la influencia de los chamanes en la realización de estas pinturas?

En mi opinión, y así lo planteo en mi novela “La pintora de bisontes rojos”, fue decisiva; hasta el punto de que veo en ellos, en los hombres y mujeres que cumplían la función de bisagra entre el mundo que consideramos real y el de los espíritus, a los autores de esas pinturas. Aventuro en mi libro que se realizaban esas pinturas en estados alterados de conciencia.

 

¿Están vinculados con el hecho de que haya espacios sin pintar en las cuevas?

Sí, en efecto. Hay lugares donde se pinta una y otra vez, como en el Salón Negro de la cueva de Niaux, en el Santuario  y la Capilla de la Leona de Trois-Frères o en el techo de la cueva de Rouffignac. O en el techo de los polícromos de Altamira. O en el panel de las manos de la cueva de El Castillo, en Puente Viesgo (40 de las 70 manos que hay pintadas en la cueva están en el mismo panel). En cambio, en otros muchos lugares de las cuevas, las paredes no fueron pintadas a pesar de ser mucho más accesibles.

 

¿Cuáles son las figuras más extrañas que se han representado?

En el arte paleolítico hay tres tipos de representaciones: animales, signos geométricos y representaciones humanas. Entre los primeros, se representa un bestiario muy diverso pero con preferencia hacia los herbívoros de gran tamaño. El caballo es el más representado, seguido por el bisonte, las cabras, los mamuts, los ciervos… La cueva de Chauvet es un caso singular, porque en ella más del 60% de los animales son rinocerontes, felinos, mamuts y osos. También Rouffignac destaca por una extraña abundancia de mamuts. Y se conocen escenas curiosas como la de humanos en dificultades (por ejemplo, un hombre herido frente a un bisonte en Lascaux) O la escena del Pozo de Lascaux, donde aparece un hombre tumbado o tal vez muerto provisto de una máscara que representa a un pájaro y con el miembro viril erecto.

¿Es posible encontrar figuras mixtas?

Sí, y son sumamente interesantes para la teoría que planteo en mi novela. Por ejemplo, el llamado Hombre-Bisonte de El Castillo, o los hechiceros de Les Trois-Frères. O incluso las llamadas “Máscaras” o “Fantasmas” de la galería final de Altamira, que son unas rocas con formas antropomorfas cuyos rasgos el artista paleolítico subrayó con hábiles trazos de pintura.