La tumba de Bécquer.

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Mariano Fernández Urresti

Escritor e Historiador

Publicado el 7 de junio de 2022

Las impresiones de Mariano Fernández Urresti sobre la tumba.

Lo enterraron primero en Madrid; tiempo después, sus restos viajaron a Sevilla…y yo le seguí.

Frente la entrada a la Facultad de Bellas Artes, algunos de mis personajes de mi novela, “Los fantasmas de Bécquer” nacieron sin que yo pudiera evitarlo. Pude ver con claridad a dos de las mujeres de mi imaginación adentrarse en la Facultad y descender al Panteón de Sevillanos Ilustres:

<<Las dos mujeres cayeron en un respetuoso silencio contemplando la tumba del escritor. Sin saberlo, ambas dibujaban una estampa de aquellas que tanto gustaban al poeta: la oscuridad de la cripta, dos mujeres que bien pudieran representar el paso del tiempo dada la diferencia de edad entre ambas, los huesos de los ilustres propietarios de las sepulturas que las rodeaban, y los versos de amor y muerte acurrucados entre los pliegues de un mausoleo…>>

El largo viaje de los restos de los Bécquer hasta Sevilla.

«Hay gente que todavía sigue buscando a Bécquer en la glorieta del Parque de María Luisa , pero desde el 11 de abril de 1913 está enterrado bajo la facultad de Bellas Artes, y la historia de cómo se enterró allí , junto a su hermano, es digna de ser contada y conocida».

Hoy día se puede visitar la tumba del escritor y su hermano en el Panteón de Sevillanos Iustres.

La historia de cómo llegaron los restos a su ubicación actual tuvo su culminación el 11 de abril de 1913 , cuando un cortejo fúnebre recorrió toda la ciudad hasta llegar a la Iglesia de la Anunciación, en cuya cripta fueron depositadas las dos urnas , que pasaron en 1972 a su ubicación definitiva, donde los que saben que está allí lo han convertido en lugar de visita habitual, de colocación de flores o de depósito de poemas, posiblemente buscando la aprobación de los Bécquer para su obra incipiente.

Los dos hermanos que están enterrados en el definitivo nicho murieron en 1870 con tres meses de diferencia (antes Valeriano y después Gustavo Adolfo), y en 1884, la Sociedad Económica de Amigos del País , con el sevillano José Gestoso a la cabeza, hizo la primera petición de traslado de los restos a su Sevilla natal.

Fue una dura pelea , tan dura que no fue hasta 1912 cuando se aprobó que Valeriano «acompañase» a su hermano a Sevilla, y los dos féretros llegaban a la iglesia de San Vicente y fueron depositados en la capilla de las Siete Palabras la noche del 10 de abril de 1913, y la lluvia hizo que Los Bécquer tardasen un día más en llegar a su siguiente destino.

Iban a ir desde la estación de Plaza de Armas a la Anunciación , pero llovía y los llevaron a ‘Las Siete Palabras’, porque en la estación no podían quedarse, así que el día 11 a las tres de la tarde salió la comitiva desde san Vicente, pasando por la Plaza del Duque hasta llegar a la Anunciación.

Curiosamente, el acontecimiento fue anunciado con una esquela en los periódicos de la época, aunque esa esquela nunca tuvo valor por la lluvia.

El texto decía así: «El transporte de los restos de tan esclarecidos sevillanos desde la estación de la Plaza de Armas a la iglesia de la Universidad Literaria tendrá lugar hoy jueves 10 del corriente a las tres de la tarde, procediéndose acto seguido a dar a los mismos cristiana sepultura en la cripta de dicha iglesia. Las reales academias sevillanas de Buenas Letras y de Bellas Artes ruegan al pueblo de Sevilla encomiende a Dios nuestro señor las almas de los finados y asista a la traslación y sepelio de sus restos».

La carroza en la que fueron transportados, la hicieron los alumnos de Bellas Artes, y tenía pebeteros en las esquinas, «y presenciando esa comitiva había un niño de 11 años, llamado Luis Cernuda , que luego titularía uno de sus poemarios con un verso de Bécquer ‘Donde habite el olvido’, y seguro que también estaría allí Julia Cabrera , la novia sevillana que Gustavo abandonó y que le fue fiel toda la vida, y que vio que por fin su amor volvió con ella, aunque era su amor en una urna».